Trabajar en un aula de Infantil
Entrevista
a Rubén Barbera, profesor de infantil , nominado al Mejor Docente de España en
esta etapa.
“Mi
objetivo es que mis alumnos vengan felices a clase. A partir de ahí, ya puedo
empezar a enseñar”
Un barco pirata como los
que aparecen en un montón de historias que hablan de intrépidos
marineros que se adentran en las profundidades de océanos desconocidos en busca
de aventuras y tesoros. Esta es la imagen
que usa Rubén Barbera, un
madrileño de 35 años, para ambientar su clase y mandar a sus alumnos del
colegio Félix Rodríguez de la Fuente, en el municipio madrileño de Coslada, uno
de esos mensajes que uno recibe casi sin darse cuenta: “aprender, andar en
busca de ese tesoro que es el conocimiento, puede ser una viaje emocionante”.
Lo puede ser para ellos y lo puede ser para él, que por segundo año consecutivo
ha sido postulado como candidato para recibir el galardón al Mejor Docente de
España. Barbera es un buen ejemplo para reconocer el trabajo de los profesores.
Barbera explica que descubrió su vocación jugando con sus primos y,
desde entonces, consagró su vida a una sola cosa: convertirse en profesor. Como
tantos otros, empezó haciendo breves sustituciones de menos de un año que le
obligaban a abandonar a los tripulantes de su barco antes incluso de llegar a
puerto. Finalmente, tras obtener su plaza en un colegio público, puede al fin
acompañar a sus alumnos año tras año en sus cambios de ciclo, algo que para él
resulta fundamental. En su clase, las sillas, que en otras aulas sirven para que los niños
estén quietos y callados, están
apartadas a un lado, y todo el centro del salón está decorado con manualidades
de los propios alumnos. Trabajan por proyectos en los que Barbera aprovecha su
relato de la clase barco pirata para hablar, por ejemplo, de las criaturas que
viven en el mar.
PREGUNTA. ¿Qué cualidades debe tener el Mejor Docente de España?
RESPUESTA. Vocación. Que te guste tu trabajo. Me parece
increíble que me paguen por esto. A veces pienso que tendría que pagar yo por
todos los grandes momentos que paso con mis alumnos. Todos los días aprendo
algo.
P. ¿Qué
aprende usted de sus estudiantes?
R.
Ellos son los verdaderos maestros. Nos enseñan todos los días lo solidarios que
son. Siempre son los primeros en ayudar cuando hay un problema y a ti como
profesor eso te enseña mucho. Durante toda la pandemia, no se han quejado nunca
de todas las líneas rojas que les hemos impuesto. La mayor enseñanza es que
siempre están dispuestos a aprender y ayudar.
P.
¿Cómo es un día en su clase?
R. Trabajamos por proyectos y son los alumnos los que deciden qué quieren
aprender. Por ejemplo, el último trimestre fueron piratas. Lo más
importante es que cada niño se sienta especial. A la entrada, saludo a cada uno
de ellos, les hago una caricia, algo que a ellos les haga venir con otra
mentalidad. Una vez dentro, antes de entrar al aula, me gusta hacer un circuito
con ruedas, toboganes o zigzag. Una vez empezamos a jugar, los
niños ya están felices y se divierten. Entonces, pasamos a cumplir los
protocolos, dejan sus cosas en el aula y hacemos una asamblea para hablar de
qué es lo que queremos aprender. Finalmente, unos cuantos juegos de lógica
matemática, lectoescritura, bailamos, nos movemos... La educación emocional, en
esta época, es más importante que nunca.
P. Se
habla mucho de ella, pero ¿en qué consiste exactamente esa educación emocional?
R. Trabajamos
mucho los valores a través de juegos. Por ejemplo, teníamos una silla de besos
y abrazos, que ahora tenían que ser virtuales, claro. Si un compañero se sentía
mal en algún momento, pues se sentaba en esa silla y solo tenía que decir el
nombre de un amigo y él se acercaba a darle un abrazo. Cada niño tiene en clase un espacio en la pared con fotos de sus familias,
de momentos felices con las que hicimos un mural, y
cuando quieren recordar algo, se acercan a la pared y pueden ver cuando quieran
lo bien que se lo pasaron.
P.
¿Los juegos son el mejor método de aprendizaje?
R. Para
mí, el juego es esencial. A través de él, el niño es capaz de todo porque le
motiva a superarse. Además, con el juego se pueden obtener todos los
aprendizajes que se necesitan, desde capacidades motrices hasta leer, algo que
aprenden a hacer casi sin darse cuenta y sin darle importancia. Y lo puede
hacer cada uno a su ritmo.
P. ¿Y ahora, con la covid?
R. A mí, la covid me ha servido para aprender mucho porque los profes
tuvimos que reinventarnos. Tuvimos que
buscar otras formas de llegar a nuestros alumnos, a través de videos, directos
y diferentes herramientas tecnológicas para poder seguir enseñándoles de una
forma divertida. Eso sí, tengo claro que la educación en Infantil debe ser
presencial, porque es muy difícil que sigan los juegos. A esa edad, la cercanía
es muy importante. A la vuelta, he notado que necesitaban mucho más cariño por
parte del centro.
P.
¿Cómo hiciste para sustituir esa cercanía?
R. Creé un canal de YouTube y un blog para llegar a todos los niños. Leíamos cuentos y les
proponía juegos. La idea era sobre todo ayudar a que pasaran un rato agradable
en mitad de una situación en la que les habían cortado su libertad. Todo tuve
que hacerlo con el móvil. Fue un poco a la aventura.
P. ¿Qué significa para usted estar nominado a los Premios
Educa Abanca como mejor docente de España 2021?
R. Me
considero muy afortunado de tener familias que confían en mi trabajo y que me
han vuelto a proponer para el premio. Además, animo a todas las de España a que
propongan a sus docentes para este galardón porque es una gran satisfacción que
te reconozcan tu trabajo. Ahora, puedo repetir, es un sueño. Mi mayor premio
son mis alumnos todos los días. Estoy muy orgulloso de ellos. Mi objetivo es
que cada día sean felices al venir a clase. A partir de ahí, ya podemos empezar
a enseñar.
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