EL CEREBRO NECESITA EMOCIONARSE PARA APRENDER
Javier Espinosa, Premio Nacional de Educación, apuesta por la gamificación
en el aula, un proceso de enseñanza-aprendizaje con aspecto de juego pero sin
serlo.
Javier Espinosa, hace mención a la necesidad de replantearse el proceso de enseñanza-aprendizaje para
hacerlo más eficiente. Para ello, propone aplicar técnicas y metodologías
avaladas científicamente por la neurodidáctica,
cuya eficiencia ha quedado demostrada de forma empírica.
. “Ahora
sabemos que el cerebro construye la información nueva siempre sobre datos
previos o que la atención plena de los estudiantes no perdura más de 15 o 20 minutos”. Para Espinosa esto demuestra
que la clase tradicional con instrucción directa, donde el alumnado recibe la
información de forma pasiva y a través de un único sentido, no es realmente
eficaz “porque el cerebro se
aburre y le apetece hacer otras cosas”.
“Aunque la
neuroeducación es una ciencia en pañales —destaca Espinosa— y tampoco debe
entenderse como una panacea”, sí pone en evidencia que el camino adecuado para
conectar con los alumnos y alumnas es “la estimulación multisensorial para avivar su curiosidad”. Todo
indica que el objetivo final ha de ser, precisamente, fomentar la motivación de los
jóvenes. Por eso el docente debe conseguir transmitir los contenidos de
una forma atractiva. “El
cerebro necesita emocionarse para aprender” y para ello hay que generar deseo.
“Es fundamental producir un neurotransmisor llamado dopamina que es el
encargado de activar las funciones ejecutivas”, explica.
Espinosa
puntualiza que “gamificar no es
jugar”, y añade que la verdadera gamificación consiste en que el proceso
de enseñanza-aprendizaje tenga “aspecto
de juego”, sin serlo realmente, con el objetivo de “potenciar los
procesos de motivación” a los que hace referencia la neurodidáctica.
Fuente
: Tomás Muñoz M.; “El confidencial”,29/4/2019)
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